Reseña: Livingstone (Manga)

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Hoy quiero hablar de uno de los mangas que más he disfrutado últimamente. Con tan solo 4 tomos y sin contar con un dibujo o sinopsis llamativos, no es uno que que destaque en el panorama actual. Precisamente por eso: ha sido una sorpresa tan grata que no puedo si no darle toda la difusión que humildemente pueda, aunque sea para evitar que os pase desapercibido a los pocos que leáis esta entrada. Tranquilos, no hay ningún spoiler.

La obra y sus autores:

Estamos ante un seinen que sabe hibridar a la perfección el suspense del género paranormal con la honestidad de un slice-of-life bien planteado. Y a la vez es tan atípico que no termina de encajar bien en ninguna de estas categorías. Los tomos —salvo el último— recopilan una serie de historias cortas, de uno o dos capítulos de duración. Dichas historias son de corte dramático, pero con incisivas pinceladas de humor negro; y exploran diferentes dilemas a los que se tienen que enfrentar sus peculiares personajes. Y es que no podemos pasar por alto que su guionista, Tomohiro Maekawa, es sobre todo conocido como autor y director de teatral. Su experiencia entre las tablas imbuye a la obra con un estilo narrativo único. El arte es de Jinsei Kataoka, a la que seguro que conoceréis por estar tras los trazos de Deadman Wonderland.

Argumento:

Livingstone es la historia de sus dos protagonistas haciendo su trabajo: recolectar almas. En el mundo que plantea el manga cada persona tiene un plan establecido que va a regir el 90% de su existencia. Si alguien muere antes de que se cumpla su plan deja tras de sí un «punto negro», cuya contaminación puede contagiarse a otras personas y truncar también su plan vital en un macabro efecto dominó. Así pues nuestros protagonistas deben recolectar almas y sus fragmentos —para evitar que se estropeen—, así como limpiar cualquier vestigio de contaminación dejado por almas ya malogradas.

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Para esta tarea tenemos a Sakurai: una especie de medium capaz de visualizar los momentos de una vida a partir de los fragmentos del alma que dejó atrás. Y también a Amano: una «herramienta», esto es un ser sin alma, pero con capacidad para detectar y limpiar «puntos negros», así como manipular almas en su forma física. Ambos personajes están muy bien construidos, no solo dan mucho juego en las distintas situaciones, si no que hay un enorme contraste entre ellos. Sakurai es como el típico delegado de clase japonés: un tipo con gafas, tímido, cumplidor, educado y algo torpe. Amano en cambio da el perfil de adolescente ni-ni: despreocupado, lenguaraz y completamente indiferente a todo lo que no sea hacer su trabajo o jugar a la Game Boy.

Ambos dos se enfrentan a todo tipo de situaciones, que van desde su inquietante rutina laboral hasta los giros más insólitos. Poco a poco nos van permitiendo conocer más de los personajes —y de su evolución— así como de los entresijos de su extraña profesión. Las historias son variadas, todas ellas están planteadas desde una perspectiva adulta tratando todo tipo de temáticas. Cuando se valora una obra compuesta de multiples historias, lo normal es que la calidad de las mismas varíe de unas a otras —*tose con disimulo* Junji Ito—. Sin embargo el gran logro de Livingstone es que todas y cada una de las suyas dejan el listón bien alto: ninguna me ha parecido floja o poco inspirada, y todas son narradas a un ritmo perfecto para mantener el suspense y concluir de forma eficaz.

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Arte y técnica:

Los que hayáis leído Deadman Wonderland ya estaréis familiarizados con el estilo de la autora. Personalmente no considero que sea un referente a nivel de técnica de dibujo. Los fondos y los personajes tienen un detalle adecuado, ni más ni menos. Sus trazos son muy sueltos pero no tan firmes como los de otros mangakas consagrados, si bien lo compensa dotando a sus personajes de una enorme expresividad, capaz de captar todos y cada uno de los múltiples matices emocionales ideados por Maekawa. De este modo, el tándem guionista-dibujante compone un apartado visual poderoso y elocuente. A nivel de arte saben crear un imaginario muy singular, aunque solo sea por pequeños detalles como los «espíritus» de la contaminación kawais. O la elaborada representación visual de los fenómenos paranormales que presenciamos.

Edición:

Milky Way ha editado los 4 tomos en España. Con una traducción al castellano perfecta y una edición de calidad, tenéis pocas excusas para dejar pasar esta maravilla.

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Conclusión:

En mi opinión estamos ante un manga terriblemente infravalorado, ciertamente imprescindible para todo el que le llame mínimamente la propuesta. Aunque por la sinopsis pueda parecer estereotípico, la ejecución del argumento y sus ideas se apartan mucho de prácticamente todos los clichés del medio. Livingstone ofrece un planteamiento original y fresco por momentos: unas tramas que sin caer en la filosofía barata, si que consiguen hacernos reflexionar en más de una ocasión. Un ritmo ligero y una lectura amena, pero transmitiendo certeros pensamientos existencialistas y sobre la naturaleza humana. En ocasiones parece que la obra se contiene en vez de abandonarse a su propia intensidad. Tal vez sea porque los autores pretenden que nos sintamos como los protagonistas: simples intermediarios a merced de un destino inmutable.

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